Un grifo que se transforma en una niña con falda, un cepillo de pelo transformado en un jefe indio, una llave inglesa que se transforma en una bailarina de tango… Bienvenidos al fascinante mundo de Gilbert Legrand. Este escultor e ilustrador tolosano ve lo que nosotros ya no vemos: la personalidad oculta de los objetos más inocuos. Con su imaginación desbordante y su pincelada experta, los retuerce con humor y poesía, invitándonos a ver el mundo desde otro ángulo.
Diseñador de formación, Gilbert Legrand trabajó durante mucho tiempo en el mundo editorial y publicitario antes de dedicarse de lleno a sus creaciones tridimensionales. Desde hace más de 20 años da una segunda vida a objetos cotidianos transformándolos en personajes expresivos y entrañables. ¿Su secreto? Observar cuidadosamente cada detalle de un objeto y encontrar una nueva identidad para él.
Un rallador de queso se convierte en un erizo, una percha adopta la pose de una bailarina y una paleta de ping-pong se transforma en un jugador en medio de una pelea. ¡Nada escapa a su mirada traviesa!
Exposiciones que sorprenden a grandes y pequeños
Gilbert Legrand comparte su mundo a través de exposiciones itinerantes en Francia y España. Sus obras se presentan periódicamente en centros culturales, mediatecas y festivales, donde provocan asombro y sonrisas. ¿Su objetivo? Ayúdanos a redescubrir estos objetos familiares a través de un prisma lúdico y creativo.
Para aquellos que deseen ampliar la experiencia, el artista ha publicado varias obras con sus creaciones, entre ellas Le Grand Show des Petites Choses y Les Petites Choses à New York publicadas por Sarbacane. Estos libros recopilan decenas de diversiones sutiles e inventivas, transformando cada página en un verdadero espectáculo visual.
Una mirada que cambia nuestra percepción del mundo
Más allá de la simple diversión, el arte de Gilbert Legrand invita a un cambio de perspectiva sobre nuestro entorno. Su obra despierta a nuestro niño interior y nos empuja a observar la vida cotidiana con más curiosidad y asombro. Así que la próxima vez que te encuentres con un recogedor o unas tijeras viejas, pregúntate: ¿qué pasaría si tuvieran una historia que contar?
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